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Ultra 2025: entre la fiesta y la performance para redes

Después de casi una década volvió el festival global de música electrónica a Argentina. Hablamos del Ultra Music Festival o UMF, que se creó en 1999 en Miami. Con los estándares de producción más elevados y line ups cada vez más abarrotados de estrellas, se ha ganado un lugar en la más alta consideración de todos aquellos que disfrutan géneros de la música electrónica en una o en otra punta de la vasta industria.

Se demoró en volver por diferentes cuestiones. La primera y más obvia es el pesado legado que acarrean los festivales de música electrónica que acontecen en nuestro país producto de la Tragedia de Time Warp. Tras esta tragedia en 2016, hubo una fuerte presión política y mediática sobre los eventos masivos de música electrónica. Se implementaron restricciones más severas que afectaron la organización de festivales. Además la crisis económica recurrente en Argentina complicó la viabilidad de producir un evento de la escala del Ultra, que implica costos altísimos en infraestructura, seguridad y booking de artistas internacionales.

Pero este 2025 Ultra decidió volver, y recargada, con casi 80.000 bailarines de todas partes de Argentina. Inclusive ya adelantó que en 2026 volverá. En esta nota te voy a contar con lujo de detalle cómo se vivió.

Empecemos con la producción y los detalles más metódicos así ya podemos adentrarnos en lo musical. Yo ambos días llegué a las 5 de la tarde, el predio estaba bastante lleno. La entrada fue dinámica, habían ciertas complicaciones para conseguir los precintos VIPS, si es que tenías, no estaba claro donde retirarlos. La gente se alborotaba frente a bunkers para conseguirlos y una vez que llegabas a la ventanilla casi siempre la respuesta era “Acá no se retira esto reina”. El personal era muy amable en general, pero al ser un evento tan masivo, muchas veces ni ellos sabían la respuesta a tu consulta.

El predio en general estaba muy lindo. La estética del Parque de la Ciudad es genial. Un parque de diversiones abandonado que parece post apocalíptico, con esa rueda giratoria de colores y la montaña rusa que rodeaba el stage de Resistance 1. Los dos días me sorprendió mucho la cantidad de botellas y latas en el suelo. Pero no se puede culpar a la gente, es una realidad que no había tachos de basura. Resolvieron muy bien el hecho que había llovido el día anterior, y donde previamente había barro ahora había arena. Y por último (sobre lo contextual), los baños estaban bien y no había fila.

Ahora bien, nos metemos de lleno en lo musical. Había cuatro escenarios, dos de Resistance, y dos de Ultra. Estuve dando vueltas por el predio, pero me quede mayormente en los stages de Resistance. Las visuales, luces y soundsystems de todos los escenarios eran muy impactantes. Pocas veces tuve problemas con solapaciones de tracks entre stages.

En lo personal la música me desilusionó un poco. La mayoría de los artistas, sobre todo internacionales, ponían tracks con una composición creada para redes sociales. Con esto me refiero a que ponían las típicas bajadas largas con vocales para darle tiempo al público a sacar el celular y grabar el drop totalmente tiktokeable de treinta segundos. Las mezclas no eran muy desarrolladas y siempre se cortaban con el inicio de estas bajadas.
Hubo artistas que me gustaron mucho así como Milena Adamis, Udolph b2b Dist, Kasst, Black Coffee y el live de Klauss. Estos son solo algunos de los artistas que note que construyeron una historia donde sumergir a su público. Hicieron uso correcto del slot horario que les dieron y de las herramientas de altísima calidad que brindan festivales de esta índole. Se concentraron en la escena y no en el escenario.
En líneas generales, el sonido fue potente y los escenarios impresionantes, pero sentí que la música quedó atrapada en una lógica de exhibición más que de exploración. Como si todo estuviera coreografiado para los 30 segundos virales y no para los 90 minutos de set.
Que Ultra haya vuelto después de tantos años no es un dato menor. El reencuentro con una producción de esta escala dejó en claro que las ganas de bailar siguen intactas. Veremos que tiene para ofrecer el próximo año.
Autora: Julia Bartolini (@juliabartolini)